El nombre de “ventanillas” proviene de su aspecto externo constituido por un conjunto de cavidades, dispuestas en filas horizontales y verticales talladas en la roca viva. Su función fue exclusivamente funeraria.
En su mayoría, estas tumbas son simples y debido a lo reducido de su tamaño no debieron de albergar más de un cadáver. Sin embargo, otras son múltiples y están conformadas por un pasadizo central de 6 a 9 metros de largo con nichos laterales.
Este tipo de tumbas no se encuentran nunca alejadas de los pueblos antiguos. En el norte del Perú tuvieron una difusión geográfica muy extensa, desde el cerro Wallio en Santiago de Chuco (La Libertad) hasta Luya en la región de Amazonas.
TIPOS DE TUMBAS
Las tumbas de nicho simple tienen aberturas dirigidas directamente al exterior, mientras que en las múltiples, éstas dan a un corredor independiente intermedio de seis a ocho metros de profundidad. En Otuzco hay una que tiene trece nichos interiores.
Las Ventanillas de Otuzco fueron tumbas de segundo enterramiento. Todo hace suponer que los cadáveres se enterraban primero en el suelo y después de algún tiempo, luego de ser sometidos a un proceso de limpieza solamente algunos huesos y el cráneo eran depositados en los nichos.
Originalmente cada «ventanilla» estaba cerrada con una piedra plana, sin embargo, con el paso del tiempo dichas lajas fueron sacadas por los pobladores locales para darles diferente uso.
En lo referente a su antigüedad las evidencias indican que pertenecen a la civilización Cajamarca, que se desarrolló entre los años 600 a 1200 d.C.
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